La ultima entrada al blog fue para enseñaros unas fotos de sapos. Estuve varias veces, en distintas charcas y zonas, para fotografiar varias especies y distintos comportamientos. Este año parece que la cosa no se ha dado mal y he conseguido un material interesante. Pero como no solo de sapos vive el fotógrafo os dejo con un paisaje nocturno, al que le dedique unos minutos en buscar el mejor encuadre y esperar a que las nubes se movieran por el cielo.
He tenido una pequeña conversación por mensajes con mi amigo Diego L. Sanchez, se fue a vivir a un sitio lejano y hay momentos, como el que atraviesa ahora, que se siente un poco solo. A esto se une que ahora es el aniversario del fallecimiento de su padre, al cual estaba bastante unido. Os cuento este pequeña historia porque después de dicha conversación pensé en esta foto y en que, en este caso, la luna parece un destello de luz celestial del ser querido que nos observa desde la inmensidad del espacio, y que nos mira, vigila y protege, pero que no le gusta que estemos tristes. Os mando un guiño de felicidad para que estéis animados.
Un fuerte abrazo de vuestro amigo.
P.D.: Siento que la foto tenga poco tamaño, en el original se aprecian muchas más estrellas, pero no tengo ganas de tentar a la suerte con los amigos de lo ajeno.
Preciosa imagen. Me llama la atención como has equilibrado el primer plano. Genial. Parece un sitio del que me habló Javi hace unos días. Gracias Compay, un fuerte abrazo desde el Pacífico.
Diego